22.1.12

Exámenes

«Litterarum radices amarae,
fructus dulces»

—Cicerón—
 
Me hallo inmerso en esa bonita etapa de la vida estudiantil en el que los profesores deciden que sus pupilos deben demostrar en un solo día si han estado atentos a sus chapas de los meses precedentes, razón por la que no pasaré por aquí muy a menudo hasta que eso cambie.


Por lo pronto, y debido a que el FBI ha decidido cerrar Megaupload y detener a sus directivos, os dejo con tres entretenidas violaciones de copyright:










Y ahora, a esperar que tiren la puerta abajo y cierren blogger:


18.1.12

Contra la «ley mordaza» norteamericana



«Aquellos que cederían la libertad esencial 
para comprar un poco de seguridad temporal, 
no merecen ni libertad ni seguridad».
—Benjamin Franklin—


La red está que arde a causa de la Stop Online Piracy Act (SOPA) y la Protect Intellectual Property Act (PIPA), dos proyectos de ley que se están tramitando en los Estados Unidos y que, aunque buscan proteger la propiedad intelectual y luchar contra la piratería, conceden poderes tan amplios que, mal usados, pueden suponer una auténtica «mordaza» a la libertad de expresión y una puerta a la censura de internet, no sólo en los Estados Unidos, sino en todo el mundo.

Importantes y numerosos sitios web como la Wikipedia en inglés se están manifestando, autocensurándose hoy para evitar un mal mayor: la verdadera censura mañana.

Puedes firmar debajo para pedir al Congreso de los Estados Unidos que deje de tramitar las leyes mordaza. Si no eres norteamericano (lo que es más que probable), haz clic en «Not in the US?» y dirige la petición al Departamento de Estado de los Estados Unidos.

Si quieres más información, aquí hay un vídeo sobre los dos proyectos (en inglés). También puedes leer el artículo que le dedica la Wikipedia en español o en inglés (no bloqueado).



.



17.1.12

Debate


«La historia única crea estereotipos; y el problema
con los estereotipos no es que sean falsos sino
que son incompletos. Hacen de una sola historia
la única historia».
—Chimamanda Adichie—


Esta entrada está en parte motivada por mi revisionado, ayer, de la TED Talk de Chimamanda Adichie, la escritoria nigeriana que con su charla es capaz de conmover, de divertir, pero sobre todo, de advertir de un peligro del que rara vez somos conscientes: el peligro de contar una sola historia; el peligro de ver sólo un lado de las historias.

Y los seres humanos somos así, tendemos a simplificar, seguramente por buenas razones. Solemos etiquetar a todos los que conocemos, desde el mismo comienzo, dentro de una serie de estereotipos prefabricados que llevamos en la cabeza. Eso nos permite entender el mundo y, en cierta forma, no hay nada de malo en ello, siempre que esos estereotipos no se conviertan en prejuicios inamovibles que nos hagan incapaces de ver el todo.

Aquellos que me conocen personalmente saben que soy un enamorado del debate. Lo he sido siempre. Una de mis aficiones favoritas, para irritación de amigos y conocidos, es la de ser abogado del diablo, de mostrar la nota discordante, la versión alternativa, cuando se discute algún tema. Admito que es una de mis cualidades más enojosas. A nadie —ni a mi— le gusta que le digan que la realidad es más compleja de lo que parece, y que las cosas rara vez son blancas o negras (aunque todos lo aceptamos en teoría).

No obstante, esa suerte de afición se ha institucionalizado desde que arribé a la Universidad de Salamanca, por muy buenas razones. Una de las primeras cosas que hice aquí fue involucrarme en la Asociación de Debate, a la que he estado íntimamente unido desde entonces: he formado parte varias veces de su junta directiva, he trabajo y ayudado en todo lo que he podido. He recibido mucho más, sin embargo; muchos de mis mejores amigos aquí los conocí ahí.

Pero yo no he venido aquí a hablar de mi libro. Lo que quería decir es que el debate permite, precisamente, conjurar el peligro de la «historia única». Cuando hay que preparar un debate —de competición— sobre un tema cualquiera, el orador tiene que ponerse en los zapatos de las dos partes (entre otras cosas, porque su postura se definirá por sorteo justo antes de comenzar a debatir). Entonces, inevitablemente, comprendes que la postura que tenías sobre un tema no es toda la historia, que la otra parte tiene también argumentos, argumentos razonables, para defender su idea.

Que conste que esto no es una invitación a emigrar a la República de Equidistán. Por supuesto que hay ideas estúpidas, que no tienen defensa posible para una mente racional. Con todo, se trata de una minoría absoluta.

Estoy convencido de que reintroducir la comprensión del otro, en lugar de buscar la confrontación continua, es el primer paso para acabar con muchos de los males que nos aquejan.

16.1.12

Mis TED Talks favoritas


Ideas worth spreading.
—Lema de TED—


Para quien no lo sepa, TED es el acrónimo de Tecnología, Entretenimiento, Diseño, de inglés Technology, Entertainment, Design. Según su propio sitio web, TED es
a nonprofit devoted to Ideas Worth Spreading. It started out (in 1984) as a conference bringing together people from three worlds: Technology, Entertainment, Design. Since then its scope has become ever broader. Along with two annual conferences -- the TED Conference in Long Beach and Palm Springs each spring, and the TEDGlobal conference in Edinburgh UK each summer -- TED includes the award-winning TEDTalks video site, the Open Translation Project and TED Conversations, the inspiring TED Fellows and TEDx programs, and the annual TED Prize.  
[una ong dedicada a Ideas que Vale la Pena Difundir. Comenzó (en 1984) como una conferencia que reunía gente de tres mundos: Tecnología, Entretenimiento, Diseño. Desde entonces su alcance ha amuentado. Junto a dos conferencias anuales —la Conferencia TED en Long Beach y Palm Springs cada primavera, y la conferencia TEDGlobal en Edimburgo, RU, cada verano— TED incluye el premiado sitio web TEDTalks, el Proyecto de Traducción Abierta y TED Conversations, los inspiradores programas TED Fellows y TEDx, y el Premio anual TED].

Aquí nos centraremos en su TED Talks, la página web en la que se publican las charlas que tienen lugar en las conferencias citadas. Se trata de conferencias generalmente divertidas, inspiradoras, y sobre todo, muy instructivas. La mayoría de ellas están, además, subtituladas al castellano (o, como poco, al inglés). Altamente recomendables. Cada charla dura entre 5 y 20 minutos, y suelen ser bastante estrictos con el tiempo, aunque hay algunos más díscolos que otros.

Os dejo algunas de mis favoritas:

Brené Brown y el poder de la vulnerabilidad:




Shukla Bose. Enseñando un niño por vez:




Chimamanda Adichie. El peligro de una sola historia:




Benjamin Zander sobre música y pasión:




Isabel Allende cuenta historias de pasión:



Hay muchas, muchas más pero os dejo que las descubráis vosotros mismos:
http://www.ted.com/
Disfrutad.

13.1.12

Quo vadis, Hungría?

Bandera de la Unión junto a la Húngara, en Budapest.

«La Unión se fundamenta en los valores de
respeto de la dignidad humana, libertad,
democracia, igualdad, Estado de Derecho
y respeto de los derechos humanos […]».
—Art. 2 del Tratado de la Unión Europea—


La Comisión Europea, a través de su presidente, Jose Manuel Durão Barroso, emitió anteayer un comunicado mostrando su gran preocupación por la situación actual en Hungría.

Pongámonos en antecedentes.

En las elecciones parlamentarias del año 2010, el partido conservador y euroescéptico magiar FIDESZ obtiene una victoria histórica, y se hace con dos tercios del parlamento húngaro. Esa mayoría aplastante le permite aprobar, sin contar con ninguna otra fuerza política, una nueva Constitución hecha a medida, el 18 de abril del año pasado. Un argumento más contra el poder absoluto (ya veremos cómo lo pagamos por estos lares, que tampoco estamos para muchas fiestas).

El resultado, por tanto, es una Carta Magna que recuerda a las que se escribían en la España decimonónica, contentando a la mitad de la población, e ignorando completamente a la otra mitad.

Todo eso ocurrió ante las narices de la Unión Europea, que en aquel momento estaba demasiado ocupada mirando para otro lado. El 1.º de enero, finalmente, la Constitución húngara ha entrado en vigor. Y ahora, cuando el daño ya está hecho, la Unión Europea parece que comienza a reaccionar (por decir algo).

Para empezar, la Comisión se ha quejado de tres cosas, fundamentalmente:
  • la independencia —o más bien la falta de— del Banco Central húngaro;
  • ciertas medidas relativas al poder judicial, y en particular el retiro obligatorio de jueces y fiscales a los 62 años, en lugar de a los 70; y
  • la —falta de— independencia de la autoridad nacional de protección de datos.

Barroso se ha dejado un par de cosas o tres en el tintero. Por ejemplo, no menciona para nada que la nueva Constitución impide el aborto y el matrimonio entre personas del mismo sexo, secuestra al Tribunal Constitucional, o reforma la ley electoral para asegurarle la victoria al FIDESZ por siempre jamás, entre otros detallitos sin importancia. Pero bueno, tampoco pidamos peras al olmo.

La Comisión ha amenazado a Hungría —mejor tarde que nunca— con instar un procedimiento por incumplimiento de los Tratados (artículo 258 del TFUE). Más adecuado hubiera sido, en mi opinión, traer a colación el artículo 7 del Tratado de la Unión Europea, pensado para casos en que exista «un riesgo claro de violación grave por parte de un Estado miembro de los valores [de la Unión]». Constatada esa violación, Hungría podría ver suspendidos importantes derechos (como el de voto en el Consejo). Sin embargo, la Unión Europea está ahora un tanto liada, pensando cómo salir de su atolladero económico, como para preocuparse por menudencias como los derechos fundamentales.

En cualquier caso, por algo se empieza, y es la primera vez que la Unión parece preocuparse por la grave situación húngara, de manera que podemos felicitarnos por este avance, aunque sea tardío y escaso. De hecho, como primer efecto positivo, los eurodiputados húngaros ya se han visto obligados a defenderse en el Parlamento Europeo.

Solo el futuro dirá si estas medidas surtirán algún efecto. Se aceptan apuestas.

9.1.12

Parole, parole




«Una palabra hiere más profundamente
que una espada».
—Richard Burton—


Hace unos días descubrí con estupor que el avance de la vigésima tercera edición del Diccionario de la Real Academia Española recogerá la palabra homosexualismo. El cambio en el sufijo podría parecer banal, pero no lo es en absoluto. Mientras que el sufijo -dad significa «cualidad», es decir, una característica, en este caso de una persona, la variante -ismo es totalmente distinta, y se presta a interpretaciones más connotativas. Usar «homosexualismo» implica que uno no cree que la homosexualidad sea una característica intrínseca de una persona, sino que podría ser una tendencia, una actitud, o incluso una enfermedad (cfr. gigantismo, astigmatismo). No lo digo solo yo. Así me lo confirmó, hace bastante tiempo, un lingüista de la propia Academia a quien dirigí una consulta sobre esta palabra, precisamente, a la que ahora los progresistas académicos dan carta de naturaleza.

El estupor es mayor aún, si cabe, si se tiene en cuenta que esos mismos académicos de la lengua se han negado —y se niegan— pertinazmente a actualizar la definición de «matrimonio» para incluir el que lo es entre personas del mismo sexo. Sí que se han actualizado, en cambio, el diccionario catalán y el gallego. Otros diccionarios, como el María Moliner, también recogen las nuevas realidades sociales del matrimonio («Unión de una pareja humana legalizada con las ceremonias y formalidades civiles o religiosas establecidas para constituir una familia»), o, en otras lenguas, por ejemplo el Oxford American Dictionary, que tras la definición tradicional añade: «a similar long-term relationship betwen partners of the same sex». Es cierto que la RAE anunció hace más de un año que cambiaría la definición; sin embargo, y aunque el resto de cambios anunciados ya se puede consultar en el «avance», el matrimonio continúa inalterado.

La lengua la hacemos los hablantes de la misma, no importa que la Academia se haya arrogado hace tiempo la normatividad para su Diccionario, eso no hace ni deshace la realidad. La homosexualidad es una cualidad de la persona, y el matrimonio, al menos en España, incluye a las parejas del mismo sexo. Pero sigue siendo una falta de respeto que un conjunto de representantes de la carcunda española usen indebidamente su poder para imponer su ideología decimonónica.

Usurpadores




«Con una mentira suele irse muy lejos,
pero sin esperanzas de volver».
—Proverbio judío—


Como dice el famoso y ficticio doctor Gregory House, «todo el mundo miente, la única variable es sobre qué». En efecto, hay gente más o menos honrada, pero todos alguna vez hemos caído en la falsedad. En ocasiones las razones para ocultar la verdad son justificables (por ej., los judíos que ocultaban su religión durante las muchas persecuciones religiosas contra ellos). En otras, los motivos para hacerlo son menos aceptables.

Sin embargo, hay un caso que me llama particularmente la atención. Es el de aquellas personas que mienten sin ningún motivo aparente. Todos los hemos conocido, porque abundan.

Pero la máxima expresión de esta especie son personas como Tania Head. Alicia Esteve, alias Tania Head, es una española que fingió haber estado en las Torres Gemelas durante el atentado del 11S, y y haber sobrevivido al mismo. Su interpretación fue tan brillante, que incluso llegó a presidir la asociación de supervivientes del atentado. La impostura duró hasta que The Washington Post reveló la verdad: la tal Tania jamás estuvo en el World Trade Center, y es muy probable que estuviera en Barcelona por aquellas fechas.

Cabría pensar que algo así sólo ocurre una vez en la historia. Nada más lejos de la verdad. Enric Marco (por pura coincidencia, otro barcelonés) se integró en el año 2000 en las filas de la asociación Amical de Mauthausen y otros campos, una organización que reunía a los supervivientes españoles del holocausto nazi. La historia de Marco era tan apasionante que también fue nombrado presidente de la asociación. El engaño fue descubierto por el historiador Benito Bermejo en 2005, quien reveló que Marco no sólo no había estado preso en ningún campo de concentración, sino que había trabajado para el III Reich como obrero industrial.

Otro caso de un usurpador que se erige como superviviente de un trágico acontecimiento fue el de Anna Anderson, quien pretendió durante años ser la zarevna Anastasia de Rusia, que habría sobrevivido a la matanza de Ekaterimburgo, en la que murió toda la familia imperial rusa. El ADN mitocondrial de Anderson ha demostrado que en realidad era la hija de una obrera polaca.

Estos casos demuestran hasta qué desorbitados extremos pueden llegar las personas con sus mentiras. Pero no explican los retorcidos mecanismos mentales por los que alguien puede, no ya fingir lo que no es, sino ignorar la tragedia de otros seres humanos y suplantar el papel de las víctimas hasta el punto de hacerlo «mejor» que éstas.

En la imagen: Anna Anderson, quien se hizo pasar por la Gran Duquesa Anastasia.

Publicado originalmente el 13.9.2008

El bípedo implume




«Lo poco que sé se lo
debo a mi ignorancia».
—Platón—

Se cuenta que los filósofos platónicos de la Academia de Atenas, enfrentados al dilema de definir lo que es un ser humano, se dieron en elucubrar largamente sobre las características que distinguen al hombre de los demás animales. A falta de un concepto mejor, los seguidores de Platón decidieron que lo que nos hace únicos es nuestra postura erguida y nuestra natural desnudez, así que proclamaron con orgullo que habían deducido que el hombre es un «bípedo implume».

Ante esta conclusión, Diógenes de Sínope —al que no por gusto la historia le ha puesto el sobrenombre de «el Cínico»— desplumó completamente una gallina y la lanzó sobre los muros de la Academia al grito de «¡Platón, ahí tienes a tu hombre!».

Quizás la definición no era la más acertada, pero lo importante era que lo habían intentado. Y cuando el Cínico les refutó su teoría —¡zas! en toda la boca— se pusieron de inmediato a buscar una explicación alternativa.

Publicado originalmente el 29.8.2008

¿Presidente gay para el 2084? («nena, somos realistas»)




«–¿Crees que estaría contigo si fueras pobre?
–¿Y tu crees que yo estaría con ella si fuera fea?»
–A Good Woman–


Y sobre la foto, hoy dedicamos el tema a la aparición de Gallardón en la revista ‘oficial’ (?) de los marikas de España uníos. Bueno, es cierto que eso no es noticia desde hace un buen rato, pero yo me acordé ahora, ¿qué pasa? La cuestión al parecer ha creado hasta cisma en la redacción de la revista, donde ha habido editores que han preferido auto-exiliarse a permitir semejante sacrilegio en las páginas de su creación. La pregunta más formulada es ¿por qué no apareció Miguel Sebastián, el candidato psoecialista por Madriz? La respuesta parece clara; ¿qué contestaría el bueno de Sebastián cuando el periodista-becario de turno le preguntara por su orientación sexual? De este dicen que perdió la oportunidad, y del otro que es un oportunista. En todo caso a mi me parece muy bien que aparezca Gallardón y quien quiera en Zero, porque el mejor modo de lograr la integración es, precisamente, integrando, y no excluyendo a nadie por su orientación (sea sexual, sea política). De todas formas yo hace cienes que no compro la revista de marras, que es excesivamente cara y sus contenidos son, digamos con sutileza, mejorables.
Para cada manzana habrá siempre una pera sobre el arco iris.

Publicado originalmente el 22.5.2007

Vidas paralelas

«La biblioteca destinada a la
educación universal, es más
poderosa que nuestros ejércitos.»
–José de San Martín–




Se cuenta que cierta vez Alejandro, que para entonces ya era Magno, se empeñó en visitar a un sabio del que todo el mundo hablaba: Diógenes, que vivía en un barril (como el Chavo del 8), bebía y comía con sus propias manos (usaba una escudilla hasta que vio que un niño bebía de una fuente ahuecando sus palmas) y andaba desnudo por el mundo.
Al llegar el imponente rey de Macedonia y de toda la Oikoumene se plantó delante de Diógenes y le soltó:
–Pide lo que quieras, lo que sea, y si está en mi mano te lo concederé.
Ante esto, el Cínico le contestó:
–Quiero que te apartes y me dejes disfrutar del sol.

Alejandro, impresionado, le dijo: Si yo no fuera Alejandro, me gustaría ser Diógenes.

Publicado originalmente el 9.5.2007

Surreal



«Cuando el hombre quiso imitar
el andar, creó la rueda, que no se
parece en nada a una pierna. Así
hizo surrealismo sin saberlo.»
–Apollinaire–



En la imagen, mi obra de arte favorita, ‘Les Demoiselles d’Avignon’, que, según parece, en realidad no eran de Aviñón en absoluto, sino que representa a unas prostitutas de la calle de Avinyó, en Barcelona. Como la tal calle era mucho menos conocida que la ciudad francesa, la gente comenzó a confundirlo todo –como de costumbre– y el nombre que se ha popularizado era una degradación del original.

Pero no hay que acudir al arte para ver surrealismo. Todos los días, a cada momento, surge una situación que parecería imposible bajo el confortable prisma de la «normalidad». Un coreano que se cree Jesús entra en el Campus donde estudia y se lleva por delante a una treintena de compañeros. Una jueza concede la custodia de sus hijas al padre que al parecer las agredía sexualmente y con el que no quieren estar. En un lugar de Sevilla –su lluvia es una maravilla– unos locos se reúnen en la Iglesia Católica Palmariana para venerar a la Virgen María que anda por ahí.

Publicado originalmente el 23.4.2007

Por qué «matrimonio»

«Se empieza cediendo en las palabras,
y se acaba claudicando en el fondo».
–Sigmund Freud–



Los que vieron el programa ‘Tengo una pregunta para usted’ recordarán que algún ciudadano preguntó a Rajoy si estaba de acuerdo con las bodas gay; y él (amable que estaba) dijo que sí, pero no con que se llamaran ‘matrimonio’.
El comentario de hoy podría parecer fuera de tiempo o lugar. La ley que permite a los homosexuales casarse –entre sí– ya está aprobada por el parlamento y es de difundida vigencia. Pero, no hay que olvidarlo, contra ella pesa un recurso de inconstitucionalidad que permitiría, de prosperar, la desaparición de la igualdad conseguida. Por ello, por una vez, me pongo en mi papel de abogado para analizar las causas de por qué lo nuestro es, también, matrimonio. Y lo haré revisando, precisamente, los argumentos de los que dicen que no debería llamarse así.

•  Argumento Histórico. Dicen que el matrimonio siempre ha sido una misma cosa, y que por tanto debería seguir siéndolo. Los que sostienen esta tesis olvidan que, a lo largo de la historia lo que se ha denominado ‘matrimonio’ (matrimonium en el Derecho romano) ha ido evolucionando continuamente desde su fundación. De hecho, muchos de los cambios más espectaculares que sufrió fueron promovidos por la Iglesia católica. Así, en un principio, la palabra matrimonio hacía referencia a una unión sin formalismos y desde luego para nada indisoluble entre un hombre y una mujer. Después de eso, el matrimonio pasó a ser una unión indisoluble, con iguales derechos y deberes, luego de nuevo fue quebrantable, se le ha concedido a unos grupos y negado a otros, etc. Pero, replicarán aún los retrógradas, lo que nunca ha cambiado es que siempre ha sido heterosexual. Este es, desde luego, un argumento espurio (cuando el matrimonio se hizo indisoluble, hasta entonces siempre había sido divisible, cuando se concedió a los esclavos, siempre había sido una institución entre personas libres, etc.).

•  Argumento Lingüístico. Esta es una de las premisas más absurdas, desde mi punto de vista. Dicen que la palabra ‘matrimonio’ proviene de ‘mater’ (madre en latín) y que, por ende, solo cabe en una pareja en la que una de las partes puede ser madre. Considera el siguiente caso como analogía. Una mujer va a un juez para explicarle que su marido le da palizas monumentales, que la tortura a ella y a sus hijos, a uno de los cuáles incluso el hombre viola periódicamente. Por ello, la mujer pide protección a la justicia y que se le conceda la custodia de sus hijos. Si viviéramos en un mundo en el que este ‘argumento’ se cumpliera a rajatabla el juez sin duda le contestaría: ‘Señora, la entiendo y créame que comparto su dolor, pero la ley me ata. No puedo concederle la patria potestad sobre sus hijos porque la expresión ‘patria potestad’ viene del latín ‘derecho del padre’ (pater potestas), así que con mucho pesar, concedo la custodia de sus hijos al maltratador pederasta’. Absurdo, ¿verdad?

•  Argumento Constitucional. Dice el art. 32 de la Constitución: ‘El hombre y la mujer tienen derecho a contraer matrimonio con plena igualdad jurídica.’ Lo que NO dice la Constitución: '‘Sólo el hombre con la mujer podrán contraer matrimonio’; ‘El matrimonio es una realidad únicamente heterosexual’; ‘La lista de derechos contenidos en esta Constitución excluye cualesquiera otros que puedan ser aprobados en el futuro’. Si dijera alguna de estas cosas, mal lo llevaríamos. Pero la realidad es que, aún entendiendo que nuestra Carta Magna sólo reconoce el derecho a bodas heterosexuales, eso no impediría, de ninguna manera, que en vía legal se ampliara este derecho.

Argumento moral y/o religioso. Este directamente me lo salto. Lo que SÍ dice la Constitución es que vivimos en un Estado aconfesional, donde cada quien tiene derecho a formarse su propio código ético, religioso y moral, respetando siempre los derechos de los demás.

Lo que subyace en esta prohibición no es otra cosa que una intención discriminatoria: un ‘nosotros’, distinto de un ‘ellos’ (por lo que, lógicamente, ellos no pueden llamarse igual que nosotros, porque entonces seríamos lo mismo). Lo que tampoco ha cambiado sobre el matrimonio a lo largo de la historia es que se ha usado como arma de discriminación (los esclavos de la antigua Roma no podían tener matrimonio, sólo contubernium, una especie de unión civil; los judíos no podían casarse con los alemanes durante la Segunda Guerra Mundial, los negros no podían contraer nupcias con los blancos durante el Apartheid; y así un largo etcétera).
El uso de la palabra matrimonio garantiza, al menos en el plano ideal, la igualdad de dignidad y derechos entre la cristalización formal del amor heterosexual y el homosexual. Esta igualdad no es sólo un derecho, sino que también es un deber el luchar por ella incansablemente.

Publicado originalmente el 21.4.2007

Poder o no poder




«Vincere scis, Hannibal, victoria
uti nescis»
(Sabes vencer, Aníbal, pero no
sabes aprovecharte de la victoria).
–Maharbal a Aníbal–


Hoy seguimos con la historia. Y aún con la historia de Cartago, fundada por Dido, a quien estuvo dedicado hace unos días. Esta vez, con la de el más famoso general cartaginés, Aníbal, que estuvo a un tris de vencer sobre Roma y conseguir la victoria para su pueblo. A un tris, solamente. Porque, después de vencer en la famosísima batalla de Cannas (según dicen, a los instructores militares de todo el mundo se le dilatan los esfínteres todavía cuando explican la táctica de este combate), después de vencer a los romanos en Cannas, digo, y teniendo a la debilitada Roma a un tiro de piedra, decidió no marchar contra ella. Es que a veces, teniendo lo que deseamos y/o necesitamos al alcance de la mano, no nos atrevemos a alargarla e intentar por lo menos tomarlo. En esto Aníbal tiene mucho que enseñarnos.

Publicado originalmente el 30.3.2007

Pandemonium

«No hay necesidad de fuego;
el infierno son los otros»
–Jean-Paule Sartre–



¡Oh happy day! Hoy hemos vivido la vuelta de una entrañable institución que creíamos desterrada para siempre. En efecto, nuestro amado pontífice súper Ratzinger Z ha decidido volver a establecer ¡el infierno!
Como lo oyen queridos amiguitos. Os pongo en antecedentes. Resulta que el anterior papa había decidido clausurar definitivamente ese lugar, tan caro a la historia del cristianismo. Los motivos eran que se había vuelto de lo más insalubre, por no hablar de las terribles facturas que llegaban todos los meses al Vaticano por la calefacción que era necesaria para mantener encendida la eterna y purificadora llama del infierno; y la iglesia, que vive en una economía de ahorro y austeridad (todos lo sabemos), decidió poner fin a esta situación. Pero, para darle un aire más elevado y espiritual, Juan Pablo II afirmó en 1999 que «más que un lugar físico, el infierno indica la situación en la que llega a encontrarse quien libremente y definitivamente se aleja de Dios».
Estaba claro, no es un lugar, es un sentimiento. ¡Ah, craso error! Y aquí ha venido nuestro actual obispo de Roma para sacarnos de nuestra equivocación. El fin de semana pasado, en una misa celebrada en la Iglesia Santa Felicidad e Hijos Mártires de Roma el papa advirtió que «el infierno existe, y es eterno». Como no podía quedarse tan pancho, desarrolló la idea: «Dios es justicia y sobre todo amor: si odia el pecado es porque ama infinitamente a toda persona humana» y aseguró que siente un amor «tan grande que no se deja desanimar por ningún rechazo». O sea, que Dios nos quiere tanto y es tan misericordioso que pone a nuestra disposición un magnifico centro recreativo con torturas perpetuas y temperaturas estables todo el año (5600º Fahrenheit) y vistas al centro de la Tierra para que podamos comprender la naturaleza de su amor. Si alguien encuentra la lógica subyacente a este planteamiento, no dude en ponerse en contacto conmigo, porque obviamente a mi se me escapa.

Publicado originalmente el 27.3.2007

Amores que matan



«¡Triste he de darme, sin vengarme, muerte!
Mas ya muramos, ¡Muerte, muerte quiero
a hierro en fuego! ¡De ésta, de esta suerte
quiero bajar al tenebroso imperio!
¡Mire el cruel troyano este mal fuerte
que causa; vea el fuego donde muero
desde la mar, y váyale el horrendo
agüero de mi muerte persiguiendo!»
–Dido, por boca de Virgilio–



Siempre me ha fascinado la historia de esta mujer, Dido, (obviamente hablo de la legendaria reina de Cartago, y no de aquella cuyo té se ponía frio y se preguntaba por qué). Y de todos los versos de la Eneida, estos son los que más me conmueven. Fueron los que me pusieron en la PAU, aunque con otra traducción (‘¡moriré, sin venganza, pero muero!’).
Perseguida por su malvado hermano –Pigmalión– huye de su suelo natalicio, Tiro, para fundar una Ciudad Nueva (esto es lo que significa Cartago). Allí vivió feliz hasta que un día apareció un troyano que parecía un dios de lo hermoso que era. Además, Eneas (que así se llamaba el muchacho), era de buena familia, decente, respetuoso y buen amante; para colmo, viudo. La pobre Dido no tardó en caer a sus pies, y puso su reino a disposición del dárdano. Pero él, que sabía que estaba destinado a una misión más elevada que el amor (?) partió rumbo a Italia, traicionando a quien tanto le quisiera. La reina púnica, desesperada, se quita la vida, como explica tan gráficamente Virgilio en estos versos.
Sin embargo, la historia no acaba del todo aquí. Cuando Eneas se ve obligado a bajar a los infiernos encuentra allí a la dulce Dido, y la llama para disculparse y explicarle sus motivos (cariño, no lo volveré a hacer, vuelve conmigo, etc.). Sin embargo, la reina no atendía a razones, y volvió a los brazos de Siqueo, su primer marido, a quien Pigmalión había dado muerte.
No sé por qué la gente ve telenovelas mexicanas, pudiendo leer mitología greco-latina, que no tiene nada que envidiar al más enrevesado de los culebrones. Y, en favor de los mitos, hay que decir que sus protagonistas no se llaman ‘Francisco Antonio Paolo José’, o ‘Carmina María de Jesús’, ni nada por el estilo.

Publicado originalmente el 22.03.2007

Entre Escila y Caribdis

«Si alguna vez visitan la Tierra criaturas
superiores procedentes del espacio, la
primera pregunta que formularán, con
el fin de valorar el nivel de nuestra civilización,
será: ‘¿Han descubierto, ya, la evolución?’».
–Richard Dawkins, El gen egoísta—


«En el principio Dios creó los cielos
y la tierra».
–Génesis 1:1–

Los antiguos griegos creían que, custodiando el estrecho de Mesina, existían dos grandes monstruos que se tragaban a todo el que pasara por allí. Igualmente, hoy en día existen dos monstruos, con sus hinchadas cada uno, que pueden fácilmente tragarse entre ellos, y llevarse a muchos por delante.
El debate entre ciencia y religión es uno de los más acalorados de los últimos tiempos, lo que se extiende también a otros ámbitos (educación, leyes, política, etc.). Es un debate que entiendo muy bien, porque a lo largo de mi vida he pasado por todos los estadios que pueda uno tener en este ámbito. Al principio, hasta bien entrada mi adolescencia, era un creyente fervoroso que ponía toda su fe, de lo bueno y de lo malo, de lo divino y lo humano, de lo propio y lo ajeno, en ese ser que todo lo puede y todo lo sabe que es el dios monoteísta de las grandes religiones organizadas de nuestro tiempo. Más tarde, comencé a darme cuenta que todos los actos humanos tienen sus propias consecuencias, y que por tanto no se puede agradecer/culpar de todo lo que ocurre a ninguna Inteligencia superior, por muy poderosa que sea. A ese agnosticismo moderado siguió naturalmente la idea de que una divinidad controla nuestros designios es simplemente ridícula. Es también la opinión que mantengo hoy.
Y en eso ha tenido mucho que ver el debate entre creacionismo y religión. Cuando era un niño leí el libro «La Vida, ¿Cómo se presentó aquí? ¿Por evolución o por creación?», editado por los Testigos de Jehová. Este adminículo me impresionó vivamente, y llegué a preguntarme cómo podía alguien tragarse la patraña de la evolución. Más tarde aprendí, sin embargo, que era el libro religioso el que estaba lleno de manipulaciones y medias verdades, cuando no de auténticas mentiras. Cualquiera que tenga voluntad de informarse sin prejuicios puede descubrir que la evolución es «una verdad tan innegable como la luz del sol» (Dawkins dixit). Entonces no puedo entender por qué esa manía con recurrir siempre a una voluntad externa e incontrolable (la voluntad de dios). Y sólo se me ocurren dos posibles respuestas: que nos creemos tan importantes que nos parece inconcebible que podamos descender del mono (como nos parecía inconcebible que la Jerusalén no estuviera en el centro de la Tierra, primero, y que la Tierra no estuviera inamovible en el centro del Universo, después); y que tenemos demasiado miedo a vivir en un mundo en el que el futuro depende casi exclusivamente de nuestra libertad. Esta segunda es para mí la razón más importante. Pero como dijo o pudo decir Jesús de Nazaret: «Conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres». No queda otra.

Publicado originalmente el 5.1.2007

El bien y el mal




«Video meliora proboque;
deteriora sequor.»
(Veo el bien y lo apruebo,
pero hago el mal).
–Medea, por boca de Ovidio–


¿No se han sentido así alguna vez? Yo creo que alguna vez todos hemos sentido que sabemos exactamente qué es lo correcto, qué es lo que debemos hacer, pero en último momento nos han fallado las fuerzas. En todo caso, la voluntad humana puede vencerlo todo (o casi) si se lo propone, así que eso hemos de hacer, no sólo ver el bien, sino buscarlo insistentemente. Después de todo, si en algo puedo estar de acuerdo con las personas religiosas, es en que los seres humanos tenemos la capacidad para conocer el bien, y ejercitarlo.

Publicado originalmente el 29.12.2006